Rinoplastia. Mala experiencia Dr. Miguel Fernández Calderón

Escribo para expresar mi descontento con el doctor Miguel Fernández Calderón y advertir a quienes quieran someterse a cirugía estética con él. Esto no es un alegato contra estas operaciones, yo me siento orgullosa de haber tomado la decisión. Al final uno se arriesga con la información y el dinero que tiene y las sensaciones que recibe (siempre contando que todos los doctores a los que consulté estaban dados de alta en el SECPRE). Mi operación fue más costosa más porque era una rinoseptoplastia: corrección estética pero también funcional, de desviación de tabique para respirar bien. Me durmieron con anestesia general y al día siguiente volví a casa. A nivel estético me salió un callo óseo y se ve torcida porque un soporte usado en una aleta para ensancharla, no se mantuvo firme. Además, a nivel funcional, no se corrigió la desviación y sigo respirando igual y para colmo, tengo que hacerme lavados nasales de por vida. En mi experiencia (y por lo que me cuentan más amigas operadas), lo que yo cuestiono es lo siguiente: 1. Información parcial. 1. El posoperatorio. Sobre este no te informan en condiciones. Es molesto y en ningún momento se me informó de cómo iba a estar. No se me informó de: 1. Que pasaría un mes durmiendo boca arriba con la incertidumbre de si me ahogaría si tendría una hemorragia. 2. Que estaría con una especie de escayola en la nariz durante dos meses (se me dijo que tendría como una férula pero que me la podía poner y quitar). 3. Que tendría que estar equis días sin poder lavarme el pelo. 4. Lo que se me iba a hacer (técnica usada, que iba a ensanchar mis aletas nasales a propósito). 5. Cómo se me quedó de deformado el rostro tras la operación, por lo que me hicieron, durante los primeros 7- 10 días. Mi cara estaba amoratada y pasaron meses hasta que las secuelas pasaron. 6. Si las manchas rojas en la esclerótica a raíz de los golpes en el rostro por la cirugía, eran normales o no y si desaparecerían. 7. Tendría que estar toda la vida con lavados nasales para respirar mejor, ya que estas intervenciones en la mucosa nasal la dañan. 8. Ni mucho menos se me informó del altísimo riesgo de sinequias y lo doloroso que conlleva eliminarlas. 9. No se me informó del callo que suele formarse o de las desigualdades entre fosas nasales (este tipo de cosas las vi por Internet). 10. No se me informó de los elementos que intervenían en la operación o del ensanchamiento que quedaba en mi nariz al eliminar el puente y el que él quiso conseguir abriendo mis aletas. Mi aleta derecha, no se quedó elevado. Y, aunque le daba a mi nariz un aspecto de estar torcida, decidí no pagar por corregirlo ya que también ensancharía mi nariz cuando siempre había sido más fina. El doctor no terminaba de ser transparente con los detalles de la operación así que tuve que pedir un informe para que saber lo que había pasado. 11. El doctor no me informó de los gastos posteriores en caso de que no me gustaran los resultados. 2. Insuficiente grado responsabilidad frente a los resultados. 1. Si hay algún defecto estético imprevisto, te lo pagas tú. 2. Si queda dañada la mucosa nasal y trae consecuencias (sinequias o adherencias, sinusitis crónica…), al firmar el consentimiento informado, se da por hecho que lo sabes y muchos doctores eximen su responsabilidad. Lo que no sabes es el alto porcentaje de que estas cosas pasan (como me explicó mi estomatóloga por la seguridad social: la mucosa es muy sensible, con poco que se le haga, reacciona y es normal que pase lo que a mí me pasó). Con lo que: no es solo operarte, es lo que conlleva para la salud y tu bolsillo después. 3. En este tipo de servicios estéticos te tratan más como un cliente que como a un paciente. Esto se manifestó en lo siguiente: 1. Trato agradable/ correcto pero deshumanizado. 1. Antes de operarme, en las sucesivas visitas, el doctor fue ambigüo sobre si costeaba algún retoque, no hacía más que decirme con una sonrisa de oreja a oreja: “no te preocupes”, “por eso no hay problema”. Es cierto que por escrito no se confirmó un “yo te lo costeo”, pero tampoco un “tú te lo tienes que pagar” y fueron varias la veces que le pregunté. Al final resultó que los retoques debía pagarlos yo. 2. En la visita que me hizo al día siguiente de la operación, en el hospital, fue breve (ni 10 minutos), me dijo que estaba bien y no me explicó casi nada de la operación mientras me miraba con cara de susto. 3. Sí que antes y después de operarme atendió mis dudas pero con problemas de comunicación ya que debía preguntarle por todo: por iniciativa propia no me daba información clara más allá del “no te preocupes”, “es normal”. 4. Unos meses después, tuve que volver para quitarme unas sinequias (adherencias) que me habían salido. El día que fui a eliminarlas, el doctor Miguel Fernández no esperó el tiempo suficiente para que hiciera efecto la anestesia y me las quitó a dolor (para colmo las tenía bien profundas y era la primera vez que me intervenían con anestesia parcial). Inyectó repetidas veces anestesia mientras me seguía raspando y cortando mucho más adentro que una PCR y, además, le comentó a la enfermera sin reparo, mientras yo intentaba aguantar como podía, que había tenido otra paciente más resistente que yo, a lo que la enfermera le dijo que ese comentario no era apropiado, que yo lo estaba haciendo “muy bien”. 5. El día de las sinequias, iba a haberme hecho también lipofilling pero cuando leí el contrato vi que el producto que se iba a usar no se correspondía con el descrito. El doctor me dijo que daba igual, que firmara. Por supuesto ni firmé ni me hice el lipofilling previsto. En fin, no recomiendo en absoluto a este doctor.